“Se acabó echar la culpa a las circunstancias externas, porque para lo único que sirve es para llenarnos de ira y resentimiento. Hay que enfocarse no sólo en lo que hay, sino, y sobre todo, en lo que todos juntos podemos hacer con lo que hay. No podemos seguir levantándonos sin ganas, como simples zombies que no viven, sino sólo sobreviven. Si no recibimos el día con entusiasmo, estamos perdiendo la ocasión de experimentar una vida mucho más plena y de inspirar a otros con nuestro ejemplo”.