El exceso de información, los móviles arriba de la mesa, los mensajes constantes, una mente agitada, un ritmo de vida acelerado… la velocidad instantánea con la que compartimos y nos manejamos a diario puede llevar a que nuestra capacidad para prestar atención sea cada vez menor.
La escucha activa consiste en una forma de comunicación que demuestra al hablante que el oyente le ha entendido. Se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo.

¿Por qué a veces creemos que nuestra opinión es tan importante? ¿Por qué tenemos tantas ganas de decirle a ese amigo que se equivoca, que lo está viendo mal y que sabemos cómo debería pensarlo? ¿Por qué interrumpimos tantas veces?
Escuchar activamente al otro no es solamente eso, escuchar, también es dar el espacio para que ese otro sea, exista, exprese, viva. Escuchar activamente es darse cuenta que quizás tu lugar en ese momento es estar allí para ese otro, es acompañar, oir para que el otro pueda esclarecer. Acompañar para contener no significa salvar, resolver o decir qué hacer… y si en estas situaciones aprendemos a escuchar para dar a cada momento lo que ese momento necesita… ¿crees que quizás dirías algo diferente? ¿tal vez responderías a esa persona de otra manera y quizás ni siquiera con palabras?
Características de la escucha activa:
- No hacer interrupciones a la persona que nos está comunicando algo.
- Centrar toda nuestra atención en lo que nos están diciendo.
- Prestar atención no únicamente en lo que nos dicen sino también en los gestos y en las palabras.
- Mostrar una buena disposición en escuchar a los demás.
- Rectificar lo que nos dice la otra persona para estar seguros de haberlo comprendido de manera adecuada.
- No hacer hipótesis o suposiciones acerca de lo que nos va a decir la otra persona.
- No distraerse y estar pensando en otra cosa cuando el otro nos está hablando.
- Demostrarle a la otra persona que realmente se le está prestando atención.
- Mirar a la cara a la persona que está hablando y prestar atención a sus expresiones faciales.
También debemos tener en cuenta los obstáculos para la escucha activa:
- Atención dividida
- Tener la atención puesta en nosotros mismos; cuando por ejemplo, pensamos qué responderemos en lugar de escuchar
- Fingir que escuchamos, pero nuestra mente ya se ha ido a otra parte
- Quitarle importancia a lo que otro dice porque no estamos de acuerdo
Visuddha chakra
El chakra de la garganta es el encargado de la comunicación. Algo importante a señalar es que es comunicación bi-direccional: aquello que emito, digo, envío, demuestro, entrego , y también: aquello que recibo, escucho. Osea en reciprocidad. Prestar atención a nuestra capacidad para escuchar al otro es tan importante como hablar desde el corazón y saber comunicar lo que pensamos y sentimos.
Beneficios del yoga
¿Cómo la práctica de yoga puede ayudarte a trabajar la escucha activa?
- Concentración
El yoga mejora nuestra capacidad para concentrarnos tanto con pranayamas, asana y a través de la meditación. Aprender a focalizar la mente es una herramienta muy importante si queremos ser más conscientes en cualquier aspecto de nuestra vida, sobre todo en la respuesta que damos a las cosas que aparecen en nuestro camino.
- Salir del ego, actitud egotista / salir del estado mental
La práctica regular de yoga nos enseña que podemos separarnos de la mente racional que nunca para de comparar, sopesar, elegir, adjetivar, calificar, juzgar cada estímulo e información que recibe. Eso incluye soltar la necesidad de vivir las experiencias desde el ego, ósea desde todo ese conjunto de patrones condicionantes que hemos ido adoptando a lo largo de nuestra vida; liberarnos de la actitud egotista: dejar de centrarnos en el ego y de vivir desde él.
- Empatía y compasión
La filosofía del yoga nos enseñar muchos valores, entre ellos, ahimsa, la no violencia. De ahimsa se desprenden la compasión, la empatía y el amor hacia todo lo que nos rodea. Esta manera de mirar al otro puede ser muy útil a la hora de escuchar para estar más receptivos y ser capaces de no juzgar para ser capaces de ver más allá.
- Nada Yoga
Es el yoga del sonido y puedes practicarlo durante cualquier práctica de yoga. Se trata de trabajar tu capacidad de escucha exterior para luego conectar hacia adentro y ser capaz de escuchar en tu interior.
Las clases guiadas tienen varios componentes que te permiten practicar nada yoga: la voz del profesor que guía la clase, la música que acompaña la práctica, el canto de mantras (puede ser sólo el OM), tu respiración ujjayi que te conecta con el sonido de tu cuerpo.

El sonido último que nos interesa escuchar en nuestro interior es el de Anahata Chakra, el chakra del corazón, ubicado a la izquierda del órgano corazón. Anahata quiere decir «el no golpeado» y su sonido es el originario. Para que dos o más cosas hagan ruido una contra otra debe haber un choque o golpe o unión entre ellas; el sonido de Anahata nunca fue originado con un golpe, siempre ha sonado y siempre sonará. En un sentido simbólico quiere decir también que no importa qué le suceda, Anahata siempre tiene amor para dar, una y otra vez. Su nombre en sánscrito también puede significar «el ileso».
Yoga fuera de la esterilla
La escucha activa incluso en las relaciones más importantes
Las relaciones personales más íntimas como pareja, amigos, familiares; esos vínculos más cercanos, pueden llegar a ser el espacio más difícil para aplicar los aprendizajes. Esas personas más cercanas suelen desatar los patrones más profundos e intrínsecos de nuestra personalidad haciendo que tu conciencia tenga que trabajar un poco más para no reaccionar o para responder de la manera que más te gustaría.
En estos casos es muy importante darte el tiempo para primero escuchar (quizás la tarea más difícil en momentos de emociones fuertes) para luego observar en tu interior, física y emocionalmente; sentir, luego pensar.
Descartes decía cogito ergo sum ¨Pienso, luego existo¨

Reformulemos: Sum ergo cogito ¨Existo, luego pienso¨
Pensar como una herramienta más que tenemos disponible y no como el motor de tus movimientos, pensamientos, deseos… impulsos.
Porque debemos saber que la mente no siempre tendrá la respuesta. La mente humana está preparada para reaccionar a cada momento, a todo estímulo; para protegernos, defendernos y sobrevivir.
Ahí está la cuestión: una discusión no es un espacio para ponerse a la defensiva, al contrario, debemos trabajar nuestra capacidad para abrirnos y aprender.
Dejar a la mente en segundo plano en esos momentos de emoción descontrolada puede ser de gran ayuda para lograr una respuesta constructiva desapegada y llena de compasión. Aún (o sobre todo) cuando lo que estamos recibiendo/escuchando sea algo difícil de afrontar, algo muy personal.
La escucha activa, en cualquier situación, requiere que nos movamos del medio, que bajemos la guardia y realmente escuchemos con cada fibra de nuestro ser.